Después de un viaje de 12 horas, llegamos a Sevilla con ganas de pasrlo bien.
El viernes fue un día divertido, por la mañana visitamos el aquarium y subimos a una noria para poder ver desde arriba la panorámica de Sevilla. Por la tarde, tuvimos una sorpresa estupenda: participamos en una gymkana y conocimos Sevilla con una mujer que leía las manos, Cervantes y Pedro Poveda.